sábado, 24 de junio de 2023

Ultras

 En principio, ser ultra no tiene por qué ser malo


Ser ultra significa ir más allá de lo acostumbrado, de lo normal, de lo prudente, quizá de lo aconsejable. El ultra salta las barreras que respetan los demás. En principio, ser ultra no tiene por qué ser malo, depende del campo por el que se va demasiado lejos. Los santos, por ejemplo, son siempre ultras en lo suyo: la piedad, la caridad, la proclamación de la fe. Los procesos de beatificación consisten en indagaciones para probar que alguien fue tan ultra como parecía, un ultra sin trampa ni doblez. Y los héroes también son ultras, porque hacen más de lo que deben o lo que deben en condiciones casi imposibles. El héroe es el que sigue en su puesto mientras los demás escapan. Cuando uno está en peligro o grave necesidad quisiera la compañía de un santo o un héroe, es decir, un ultra. Los hay dañinos, claro: el ultra que corta la cabeza para curar la jaqueca o el que dice que la letra con sangre entra y lo pone en práctica. En resumen, hay ultras indispensables pero otros son sólo inaguantables.

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