domingo, 25 de mayo de 2025

¿Dónde estabas, Señor, cuando sucedieron estas cosas?

No cambies de canal

La indiferencia ante la barbarie también se da frente a la matanza de Gaza. La muerte es una costumbre


Un edificio de Yabalia, al norte de la franja de Gaza, reducido a escombros tras un bombardeo israelí este viernes.
Mahmoud Issa (REUTERS)



El filósofo Theodor Adorno dijo que después de Auschwitz era ya imposible escribir poesía. No solo poesía, pienso yo; también era imposible creer en el Dios de los cristianos, cuyo silencio le metió la duda bajo la mitra incluso al propio papa Ratzinger, quien, en su visita a ese campo de exterminio realizó la famosa pregunta: ”¿Dónde estabas, Señor, cuando sucedieron estas cosas?“. La pregunta es la misma que se formula hoy la mayoría de espectadores al contemplar en los telediarios en vivo y en directo la matanza sistemática, programada, inmisericorde de niños, mujeres y ancianos palestinos de Gaza a cargo del Ejército israelí guiado en su propósito por el más fiero Yahvé reencarnado en el diabólico Netanyahu. Como respuesta, unos espectadores cambian de canal, otros apagan la televisión, son muy pocos los que resisten esas terribles imágenes de la masacre, pero les bastará esperar un poco para ver a esas criaturas destrozadas, a esos cientos de hambrientos agolpados gritando su hambre con un cazo en la mano, envueltas con anuncios de restaurantes, de playas repletas de cuerpos felices dándose crema solar. En una de mis visitas al campo de concentración de Mauthausen coincidí con la excursión de unos colegiales adolescentes. Llegaron empujándose unos a otros y entraron en tropel bromeando en la cámara de gas. Ni siquiera allí dentro cesaron sus risas. Durante las explicaciones del guía, algunos incluso bostezaban. Fuera de la cámara de gas, ante una pared cubierta de fotografías de aquel exterminio, un anciano solitario lloraba de rodillas. Luego descubrí que en uno de los hornos crematorios lleno de telarañas alguien había arrojado una botella de Coca-Cola, tamaño familiar. Esa indiferencia también se da frente a la matanza de Gaza. La muerte es una costumbre. Pero los misiles israelíes que caen sobre las mujeres y niños caen también sobre nuestra conciencia, y si no lloras como lloraba aquel hombre solitario de Mauthausen ante las imágenes de esta masacre es que estás muerto.


domingo, 18 de mayo de 2025

Lavarse las manos antes de comer, no poner los codos sobre la mesa, no hablar con la boca llena, ...

Las buenas maneras

El albañal político en el que andamos chapoteando se debe en gran parte al olvido de las reglas de urbanidad aprendidas en la escuela



Los diputados de Vox Manuel Mariscal Zabala y Pedro Fernández Hernández durante el debate de la ley de amnistía a los responsables del 'procés'. ... Claudio Álvarez




Lavarse las manos antes de comer, no poner los codos sobre la mesa, no hablar con la boca llena, son normas de urbanidad que nos enseñaban en la escuela. En aquellos lejanos tiempos del florido pensil en medio de la miseria de posguerra los niños cantábamos la tabla de multiplicar con una cantinela que salía por las ventanas; realizábamos una gimnasia rudimentaria con nuestros cuerpos en su mayoría famélicos, entonábamos gloriosos himnos a la patria y nos obligaban a leer un cuaderno con dibujos titulado: reglas de urbanidad y buenas maneras. Los dibujos de aquel cuaderno representaban a un chico muy guapo, limpio, atlético y bien peinado, con corbata, jersey de pico y pantalones bombachos que cumplía con las normas de la buena educación en distintos episodios de su vida diaria. Era puntual, saludaba con afecto al maestro, nunca hablaba mal de nadie, era amable con los compañeros, prestaba atención a la persona que estaba hablando, era respetuoso y pedía perdón si cometía alguna falta, reconocía el error si se equivocaba. Era el modelo al que había que imitar. Imagino que aquel niño al hacerse mayor se ha convertido en esa persona corriente, con o sin una ideología determinada, que hoy llena los estadios, acude a las manifestaciones, se atasca en la autopista cada mañana al ir al trabajo o tal vez con suerte aquel niño ha llegado a ser directivo de empresa, líder de opinión o diputado. El albañal político en el que andamos chapoteando o el nivel de basura social que nos ahoga se debe en gran parte a que aquel chico ha olvidado las reglas de urbanidad y buenas maneras que aprendió en la escuela. ¿Cómo es posible que aquel niño sea el mismo que ese diputado que insulta con un lenguaje muy sucio al adversario político en el Congreso o ese verraco anónimo que esparce odio en las redes o ese fanático que rebuzna cuando opina? Me gustaría saber dónde ha quedado aquel niño. Solo con la mitad de sus buenas maneras, este país tendría resueltos más de la mitad de sus problemas.

Derechos humanos, Israel y Eurovisión...

Tensión entre Eurovisión y RTVE por las menciones de los comentaristas españoles al conflicto de Gaza

“Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina”. Ese es el mensaje que la retransmisión de La 1 ha sobreimpresionado al inicio. 


La presencia de Israel en Eurovisión sigue provocando tensiones en el festival. RTVE ha sobreimpresionado un cartel antes de la emisión de la final en el que se leía, en español y en inglés: “Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina”. “When Human Rights are at stake, silence is not an option. Peace and Justice for Palestine”.